viernes, 14 de agosto de 2015

¿Por qué la llamarán así?: Viaje a la Selva Negra (II)

Hoy es nuestro primer día de incursión en la Selva Negra y vamos a visitar la zona norte. Nos despertamos con un buen desayuno para coger fuerzas con las espectaculares vistas que nos da nuestra terraza. Aunque el día ha amanecido bastante nublado y deparan mucha lluvia, nada nos va a detener. Preparamos las mochilas con paraguas, chubasquero, plástico de lluvia para el carrito y una buena mochila con previsiones de todo tipo (Muy necesaria cuando vas con niños, con agua, fruta, zumo, unos picos o galletas...).





Desde Friburgo cogemos por la A5 camino a Sasbachwalden (aprox. 50 minutos de camino), del que dicen que es el pueblo más bonito de la selva Negra, incluso nuestra guía lo nombra literalmente como "el pueblo más bonito de Alemania". Las carreteras en Alemania están realmente bien cuidadas y señalizadas, no siendo necesario llevar GPS. Eso sí, la familia nos dejó un mapa de carreteras de Alemania y uno más específico de Friburgo, que nos vinieron fenomenal. Aún así, cada noche antes de acostarnos mirábamos el recorrido por internet.


Al llegar a Sasbachwalden aparcamos abajo del pueblo junto al arroyo, casi a la entrada, en un parking al aire libre. Los alemanes son tan alemanes que tienen la amabilidad de numerar y señalizar todos los aparcamientos que existen en sus pueblos: P1, P2, P3, etc. Subimos a pie, observando las casas típicas de esta zona con entramado de madera y floridos balcones.


Paseamos la calle más principal del pueblo hasta llegar arriba al edificio de información turística. Donde las niñas pudieron jugar en un apartado infantil que tienen dentro con un túnel, espalderas, puzzles, una pelota para botar, una casita/tienda... Mientras muy amablemente la chica de información nos atendió, nos dió unos tickets descuento para cosas típicas del pueblo y nos regaló unas botellitas de licor de cereza.


Desde allí cogimos el coche 5 minutos hasta el Gästhaus Bischenberg (Bergstrasse, 28), donde nos tomamos en la terraza un café con una tarta enorme de "Schwarzwälder Kirschtorte" (5€). Estaba deliciosa, es la típica tarta Selva Negra de esta zona. Lo malo es que las preciosas vistas de esta terraza se vieron nubladas por una gran lluvia, pero como las mesas estaban justo bajo grandes sombrillas, pudimos terminar tranquilamente nuestra tarta.


Justo al lado está Wildtiergehege, una zona acotada de bosque donde se pueden ver muchísimos ciervos. Y fue un bonito momento con nuestra niña mayor bajo la lluvia, viendo cervatillos ("Bambis" como ella los llama) al papá ciervo sin quitarnos ojo desde la lejanía, muchas ciervas que se acercaban a vernos...


Bajo la lluvia, cogimos el coche para llegar hasta el lago Mummelsee, lo cual fue toda una experiencia, y comprendimos en este camino el porqué del nombre de "Selva Negra". Cuando aparcamos en el lago no eramos capaces de ver ni hacia dónde ir para ver el lago, ya que una densa niebla cubría absolutamente todo y no se veía ni a un paso. Seguíamos a la gente para descubrir dónde estaba el lago. Al llegar parecía que nos encontrábamos en una pantalla de Silent Hill, bajo la lluvia, el aire y todo cubierto de niebla... Menos mal que, como por arte de magia, comenzó a despejarse y pudimos dar la vuelta al lago (sin saber sus dimensiones porque aún no se veía mucho). Al completar la vuelta, la niebla subió dejándonos una vista completa y espectacular del "lago de la sirena". Hemos aprovechado a comer aquí (bastante bien además, hasta a Celia le ha gustado el currywurst), a ver unas cabras que hay al principio del camino a la derecha "Maxel y Berta"... Incluso a jugar en el parque infantil que hay, sacar unos coches secos del cobertizo para que Celia juegue y de unos paseos... Ha sido una experiencia difícil de describir, pero que nos ha dejado alucinados.

Ahora comenzamos con la ruta de los molinos. No es fácil debido a que no están muy bien señalizados. Con el mapa que nos dieron en Sasbachwalden tuvimos una ayuda, pero aún así no es tarea fácil. Algunos están escondidos el lugares recónditos de un pequeño pueblo y la mayoría los pasas de largo con el coche, teniendo que dar la vuelta para poder bajarte a verlo bien.

El primero que vimos fue "Deckerhöf Mill" (1792), en Seebach. Es un molino de agua histórico, maravillosamente renovado. Fue el primero y de los que más vueltas nos hicieron dar para encontrarlo: recorrimos el pueblo 3 o 4 veces, así que por si os sirve de ayuda os indicamos con más detalle cómo llegar. Cuando vas por la carretera, justo hay a la izquierda un par de casas donde puedes hacer una raqueta para entrar a Seebach. Nada más pasar por el medio la fábrica de maderas, cruzas el pequeño puente de madera, y giras a la derecha. Sigue ese camino recto hasta que veas una casa al frente muy bonita, aislada de las demás. Atraviesa por el campo hasta llegar a ella (como si entraras en la casa de alguien), aparca y ve andando a la parte trasera de la casa. ¡Allí lo encontrarás!


Hicimos parada en Ottenhöfen (3.500 hab.), que está situado en un lugar maravilloso rodeados de montes, arroyos, rodeado por valles. Visitamos la Iglesia evangélica (1936) de estilo noruego y, justo en frente, el "Hammer Mill". Luego con el coche nos acercamos hasta la entrada de una ruta por el campo para ver la cascada "Edel-Frauengrab" que atraviesa el valle Gottschlägtal y llegar hasta la roca "Karlsruher Grat". Lamentablemente, al llegar allí vimos que las cascadas estaban a más de 30 minutos de ruta caminando, y la roca a más de 60. Las niñas estaban dormidas y tendríamos que ir con los dos carritos, no sabíamos cómo era la dificultad del sendero y el día estaba muy nublado. ¡Y nuestra guía decía que el acceso a la cascada de "La tumba de la dama noble" es mediante escalones! Otra vez será, Alemania. Así que optamos por dejarlo y seguir recorriendo la ruta de los molinos.


La ruta de los molinos son unos 12 km, con numerosos miradores y 9 molinos de grano. Buscamos y visitamos tres molinos de agua más del s.XIX. Primero el "Benz-Mühle" en un pueblo llamado Unterwasser, y "Rainbauern-Mühle" y "Benz-Mühle am Bach" ambos en Furschenbach. Muy curiosos de ver todos ellos, y aún nos quedaron algunos sin visitar como por ejemplo el "Bühlermülher" en Lauenbach.


Siguiendo el camino de los molinos, llegamos hasta Waldulm (5.850 habitantes). Toda su entrada está cubierta de viñedos. Visitamos la Iglesia de St. Nikolaus arriba del pueblo, tambien conocida como la catedral de Achertäler. Con el coche subimos al castillo de Rodek (s. XI), que se encuentra a 1 km sobre el centro del Kappelrodek. Desde allí arriba hay unas vistas preciosas del valle del Rin, aunque el castillo por dentro no hemos podido entrar a verlo.


Y por último parada en la ciudad de Achern (22.00 hab.), la cual apenas hemos podido disfrutar porque nos ha diluviado de manera grandiosa. Hemos ido a ver una iglesia, pasear por una calle peatonal con bares... Aprovechamos para dar de comer a Silvia y poco más, porque llovía en todas las direcciones.


Para volver a Friburgo tomamos la A5 hasta la salida 63, donde tomamos la 31 "Tiengener" hasta la 3 y paramos a hacer la compra para esta semana en el REWE de Wolfenweiler. ¡Surtido de cervezas alemanas!




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